NO AL ABUSO INFANTIL

Todo comenzó la primera semana flexible en la Universidad de Magisterio de Valencia.
Fue el profesor de psicología del desarrollo, el que nos cito una mañana para asistir a una charla sobre el abuso infantil.

Allí estaba ella, Esperanza, ese era su nombre. Formaba parte de una asociación contra el acoso y el maltrato infantil.
Dio la conferencia con mucha tranquilidad, consiguió trasmitir y envolver a todos aquellos alumnos que nos encontrábamos en el salón de actos en aquel momento. Sus palabras, su modo de expresarse, la manera que volcó la charla introduciéndola dentro del espacio docente del que en un futuro formaríamos parte. Fue realmente una conferencia atractiva e interesante.
Pero realmente tras estar una hora y media en aquella sala, se resolvió el enigma, ella, quien continuamente estaba poniendo ejemplos de personas que acudían a la asociación o de comentarios que dejaban en los foros, desvelo que en su infancia había sido víctima de abusos sexuales por parte de sus tres hermanos.
Se me encogió el corazón cuando escuché sus palabras y su testimonio, ella había sido victima de un abuso y estaba allí, contándonoslo a nosotros. Me conmovió realmente. Sentí rabia por dentro e incluso ganas de llorar. De una manera u otra, perturbó a todo su público. Siempre se oyen historias y casos de abusos sexuales, pero nunca antes nadie me había contado un problema como este, cara a cara.

Ahora bien, el 26 de noviembre salto la noticia a los medios de comunicación donde se comunicaba que la «Iglesia irlandesa ocultó abusos sexuales a niños, durante decadas». Tras conocer dicha noticia busque información por internet y encontré un documental el cual, denuncia varios casos de abuso infantil por parte de sacerdotes de países Americanos, donde se muestran confesiones de hombres que en su dia fueron abusados sexualmente por dichos religiosos.
A su vez, en un corto periodo de tiempo, también el 27 de noviembre, pude acceder a la noticia que emitía un canal sur americano, donde se comunicaba que un director de una escuela había sido detenido por abusar sexualmente de varios de sus alumnos/as escolarizados.

A partir de estas dos noticias recordé la conferencia de Esperanza, me atrapo la rabia de nuevo. La sociedad esta perdiendo el norte. ¿Cuál es el placer que se obtiene? Absurdo, creo que jamás lo entenderé.

El fenómeno del abuso sexual infantil es un problema que lo han padecido los niños desde siempre y en todas las culturas.
La vergüenza, el sentimiento de culpa, la negación, la ocultación, la duda… mantienen a las víctimas en una conspiración de silencio de la que cuesta salir.
Y es que cuando un niño es víctima de abuso sexual lo puede comunicar con palabras, pero también puede expresarlo con cambios en su conducta o actitud, siendo necesario en ambos casos creer al niño, hacerle ver que el único responsable es el agresor y hacerle sentirse seguro y protegido.
En la mayoria de los casos, los abusadores suelen ser familiares o personas cercanas a los niños, los cuales tienen una cierta relación con él o su entorno.

Nos enfrentamos por tanto a un problema complejo, cuyo abordaje requiere de una intervención y cooperación necesaria de todos los profesionales implicados (Servicios sociales, salud mental, educación, policía, justicia,…)
La escuela debe estar expuesta a cualquier problema que pudiera surgir, pues muy a menudo, dichos casos son descubiertos en el centro educativo, asi pues tras cualquier sospecha es obligatorio comunicarlo a servicios sociales, no denunciar, puesto que nos podemos equivocar, pero si poner en conocimiento dicha sospecha.

Desde mi punto de vista me parece realmente una vergüenza, y de estar enfermo, el abusar sexualmente de un o una menor. No tiene explicación que una persona se excite viendo a un niño realizar o practicar actividades, que para él no tienen todavía ningún sentido, y además no esta capacitado y desarrollado mentalmente para actuar de dicha manera.
Me repugna solo el hecho de tener que recordar cada una de las escenas ofrecidas por los medios televisivos.
Y a las pruebas me remito cuando digo, que existen muchos casos de abusos infantiles, dentro y fuera de España.

Los grandes cargos deberían de buscar un castigo digno, para estos “enfermos mentales”, puesto que yo los califico así, pues me parecen personas que no están mentalmente bien, aunque físicamente sean consideradas como uno más en la sociedad.
Las leyes deben de ser cambiadas, deben de remodelarse y ser escritas con crueldad para aquellos que realizan daño a la sociedad.
No puede ser que un hombre o una mujer, sea encarcelado a cumplir una condena de 25 años de condena por haber violado y/o matado a una menor y que mas tarde, sea libreado 10 años antes por haber tenido un buen comportamiento y haber realizado terapia dentro de la cárcel.
No puede ser tampoco que no se castigue aquellos niños que son menores de 16 años y actúan de manera inadecuada, como hace referencia una noticia reciente la cual dice, que 10 niños agredieron sexualmente a dos compañeras en un autobús escolar. En dicha noticia se comunica, que la mitad de los niños abusadores, no serán condenados puesto que son menores de 16 años.
¿Que broma es esta? Me pregunto. ¿Que le esta ocurriendo al mundo?
¿Piensan los políticos, los jueces y todos aquellos que velan por la seguridad del individuo, que esta es la manera mas adecuada de llevar un país?

No seré yo quien diga que haya que cambiar el mundo, pero todos aquellos que se supone que velan por el bienestar de la sociedad en general, deben tener en cuenta de que las marcas de abuso sexual, marcan la historia de los pequeños para siempre. Por lo que va siendo hora que se mentalicen de si están o no, llevando bien el país en el que se vive. A veces las imagenes hablan mas que mil palabras.

Finalmente adjunto también un video realmente impactante. Y es que existen mil maneras de abusar de un menor, y el maltrato también debe ser un tema de debate. Juzguen ustedes mismos como futuros/as docentes, el comportamiento de dicha educadora.

Video: Abuso infantil en preescolar

Créditos imagen

Sheila.M

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